viernes, 21 de diciembre de 2007
II
Recuerdo los dias tirados en la cama, follando como locos, deseandonos en cada despertar y en cada momento... O no, nos pasabamos, pasamos, pasabamos los días preparando cenas, viendo la tele, jugando al ordenador, sin mirarnos, sin darnos un beso...
Siempre te preocupabas de que no fregase los platos porque sabes que lo odio, me mimabas y cuidabas, nunca me dejabas salir de tu cama... O no, yo tenia, tengo, tenia que preparate el desayuno, la comida, recoger la casa, llevrte en coche a comprarle cosas a tu familia.
Me cogías del culo y me comías el coño tantas veces como quiesieras, te gustaba comerme y que te comiera y follar en todas las posturas posibles... No, tú sólo quieres que te la chupe.
Creo que ya no te quiero
lunes, 22 de octubre de 2007
II
Necesitas sentirte con ella, olerla, tocarla, morderla y lamerle cada centímetro de su cuerpo. Da igual, deja de mentirme. Sé que la necesitas... A ella y a mí.Yo te doy una lavadora cada día, una amiga, una enfermera... Y ella es tu puta, tu amante, la que te folla en secreto. No puedes vivir sin nosotras ... Ni yo sin tí.
Los dos sabemos que tu promesa no vale más que una semana laborable y que, aunque prometas no verla, el Viernes tendrás tu polla entre sus piernas. Puedo chupártela, follarte e incluso ponerme un biquini de cuero negro, que nunca seré suficiente, que soy la de siempre, me sobran tetas, kilos y bastante pudor. Ella en cambio es flaca, sin tetas (para llevarlas sin sujetador) y le falta la vergüenza para chupartela en el tren.
Cada día me doy más asco, cada día más gorda y cada día esa última maldita galleta. De la que fui hace unos meses no me quedan más que las gafas de sol y el maquillaje corrido.
Yo quiero ser tu puta.
jueves, 18 de octubre de 2007
El Jerigóndor de Lewis Carroll (Alicia detrás del espejo)
`Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe:
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.
"Beware the Jabberwock, my son!
The jaws that bite, the claws that catch!
Beware the Jubjub bird, and shun
The frumious Bandersnatch!"
He took his vorpal sword in hand:
Long time the manxome foe he sought
So rested he by the Tumtum tree,
And stood awhile in thought.
And, as in uffish thought he stood,
The Jabberwock, with eyes of flame,
And burbled as it came!
One, two! One, two! And through and through
The vorpal blade went snicker-snack!
He left it dead, and with its head
He went galumphing back.
"And, has thou slain the Jabberwock?
Come to my arms, my beamish boy!
O frabjous day! Callooh! Callay!
' He chortled in his joy.'
Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.
Alice through the looking glass
miércoles, 29 de agosto de 2007
II
Odio que me toquen, no puedo soportar el ruido de la piel al rozarse con la mía. Es como un chirrido rasposo y sordo que me recorre todo el cuerpo. No soporto montarme en el metro en hora punta y que todo el mundo se te acerque y te toque, huele mal y están sucios. Es repugnante ver como sudan y se soban entre ellos.O el autobús, esa gente que se te engancha a la ropa o al brazo, por la manía que tienen de no sujetarse bien. Prefiero no salir a ir en transporte publico...
Me gusta hacer la cama, no, me encanta. Me encanta sacar todas las sabanas despues de levantarme y coger otras nuevas recién lavadas. Tengo miles de sabanas donde elegir, de colores, blancas, negras, lisas, estampadas... Aunque mis favoritas son las de seda. No soporto dormir sobre ellas porque me dan algún tipo de alergia. Pero me encanta colocarla sobre el colchón desnudo y alisarla suavemente con la palma de mi mano. Remeter primero las esquinas, para comprobar que está bien cuadrada en el colchón. Acabar remetiendo la cabecera , los pies y los lados para finalmente volver a sacar la cabecera para hacer un doblez perfecto de 20 centímetros y colocar la almohada sobre él...
Odio los despertadores. Me pasaría la vida durmiendo, aunque tuviese que ser sobre sábanas de seda. O despierta, en realidad me da igual uno u otro, pero odio el momento de despertarme. Supongo que ni si quiera es culpa del despertador, si no el propio despertar. La pesadez, las babas, el mal aliento, el pelo completamente despeinado, el hematoma que tienes en el brazo y no sabes como te has hecho... Dormida, si, mejor doermida...
Ayer me fui de mi piso, sé que era luminoso y que me gustaba la ventana del salón pero, no sé, creo que necesito un cambio. Tal vez algo más centrico... Me gusta Latina, no es un mal barrio para vivir, es viejo, antiguo, es como un pequeño pueblo dentro de la capital. Aunque los Domingos se llena hasta arriba y no hay quien respire, tal vez Lavapiés... Todavía me quedan cosas por rcoger de mi piso, supongo que me fui demasiado deprisa... No sé, debería volver aunque sea a recoger la ropa, la cama y un par de cosas más... Pero odio tanto el olor que desprende el sofá, alguien debería limpiar esa flores de los cojines, son horribles.
Odio los girasoles.
II
II
II
II
Que triste.
Chin chin
II
II
II
II
II
Y como si mi cuerpo nos hubiese abandonado a mi piel y a mí misma, el viento me maneja a su antojo. No tengo más camino que el que me empuja. Sin control, sin decisión. No tengo unos dientes con los que morder mis cadenas. No soy nadie porque sólo recorro mi piel con lo que antes fueron esperanzas. Sólo me queda dejarme llevar y arrepentirme de lo que no hice. Dejarme en el olvido y recordar que la tierra me dejaba dar un paso a un lado y escoger otro camino.
Soy lo que elegí al abandonar mi cuerpo.
Soy lo que el aire quiere que sea.
II
Odio que me toquen, no puedo soportar el ruido de la piel al rozarse con la mía. Es como un chirrido rasposo y sordo que me recorre todo el cuerpo. No soporto montarme en el metro en hora punta y que todo el mundo se te acerque y te toque, huele mal y están sucios. Es repugnante ver como sudan y se soban entre ellos.O el autobús, esa gente que se te engancha a la ropa o al brazo, por la manía que tienen de no sujetarse bien. Prefiero no salir a ir en transporte publico...
Me gusta hacer la cama, no, me encanta. Me encanta sacar todas las sabanas despues de levantarme y coger otras nuevas recién lavadas. Tengo miles de sabanas donde elegir, de colores, blancas, negras, lisas, estampadas... Aunque mis favoritas son las de seda. No soporto dormir sobre ellas porque me dan algún tipo de alergia. Pero me encanta colocarla sobre el colchón desnudo y alisarla suavemente con la palma de mi mano. Remeter primero las esquinas, para comprobar que está bien cuadrada en el colchón. Acabar remetiendo la cabecera , los pies y los lados para finalmente volver a sacar la cabecera para hacer un doblez perfecto de 20 centímetros y colocar la almohada sobre él...
Odio los despertadores. Me pasaría la vida durmiendo, aunque tuviese que ser sobre sábanas de seda. O despierta, en realidad me da igual uno u otro, pero odio el momento de despertarme. Supongo que ni si quiera es culpa del despertador, si no el propio despertar. La pesadez, las babas, el mal aliento, el pelo completamente despeinado, el hematoma que tienes en el brazo y no sabes como te has hecho... Dormida, si, mejor doermida...
Ayer me fui de mi piso, sé que era luminoso y que me gustaba la ventana del salón pero, no sé, creo que necesito un cambio. Tal vez algo más centrico... Me gusta Latina, no es un mal barrio para vivir, es viejo, antiguo, es como un pequeño pueblo dentro de la capital. Aunque los Domingos se llena hasta arriba y no hay quien respire, tal vez Lavapiés... Todavía me quedan cosas por rcoger de mi piso, supongo que me fui demasiado deprisa... No sé, debería volver aunque sea a recoger la ropa, la cama y un par de cosas más... Pero odio tanto el olor que desprende el sofá, alguien debería limpiar esa flores de los cojines, son horribles.
Odio los girasoles.
jueves, 23 de agosto de 2007
II
Había pasado la noche tratando de desembarazarse del calor de su cuerpo. Evitando el brazo que trataba de atraerla hacia él, y al mismo tiempo, de alguna forma, deseando que por fin lograra cogerla y apretar sus cuerpos desnudos uno contra el otro. Deseaba su sudor en la espalda y sentir su respiración en el pelo. Pero esta vez debía mantenerse firme.
El despertador parecía sonar mucho antes de lo esperable, debía estar estropeado. Las 7:15, imposible, no le había dado tiempo a dormir, casi ni le había dado tiempo a acostarse. Necesitaba dormir. Él se levanta y sale de la habitación, en seguida vuelve, coge su ropa y vuelve a salir. Las 7:45 -¿Dónde demonios se ha metido esta media hora?-. Hay que preparar el desayuno, guardar la comida en su bolso, las llaves... dejamelas, el beso que no le da, hasta luego, ducharse, la compra, buscar trabajo, sacar dinero, preparar los cursos, mirar el correo, mira por dónde vas... -¿Y mi mañana?-.
-¡Se acabó! Un mensaje... no es una llamada, así que no podrá colgarte y no es un mail, así que seguro que lo ve.
Sin respuesta. ¿Sólo pasaron 5 minutos?...