miércoles, 29 de agosto de 2007

II

Y como si mi cuerpo nos hubiese abandonado a mi piel y a mí misma, el viento me maneja a su antojo. No tengo más camino que el que me empuja. Sin control, sin decisión. No tengo unos dientes con los que morder mis cadenas. No soy nadie porque sólo recorro mi piel con lo que antes fueron esperanzas. Sólo me queda dejarme llevar y arrepentirme de lo que no hice. Dejarme en el olvido y recordar que la tierra me dejaba dar un paso a un lado y escoger otro camino.

Soy lo que elegí al abandonar mi cuerpo.

Soy lo que el aire quiere que sea.

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