miércoles, 29 de agosto de 2007

II

Cuando te sentaste sobre los girasoles se exprimieron dejando caer todas sus semillas. Acababas de sentarte sobre mí y sobre tí, y sobre todo aquello que nos había unido durante estos 3 años, 11 meses y 9 días. Se acabó, no quiero más manos sobre mi cuerpo, ni más camas deshechas todo el día, no quiero besos en la frente al despertar y sobre todo no quiero ni un solo girasol más en mi vida...

Odio que me toquen, no puedo soportar el ruido de la piel al rozarse con la mía. Es como un chirrido rasposo y sordo que me recorre todo el cuerpo. No soporto montarme en el metro en hora punta y que todo el mundo se te acerque y te toque, huele mal y están sucios. Es repugnante ver como sudan y se soban entre ellos.O el autobús, esa gente que se te engancha a la ropa o al brazo, por la manía que tienen de no sujetarse bien. Prefiero no salir a ir en transporte publico...

Me gusta hacer la cama, no, me encanta. Me encanta sacar todas las sabanas despues de levantarme y coger otras nuevas recién lavadas. Tengo miles de sabanas donde elegir, de colores, blancas, negras, lisas, estampadas... Aunque mis favoritas son las de seda. No soporto dormir sobre ellas porque me dan algún tipo de alergia. Pero me encanta colocarla sobre el colchón desnudo y alisarla suavemente con la palma de mi mano. Remeter primero las esquinas, para comprobar que está bien cuadrada en el colchón. Acabar remetiendo la cabecera , los pies y los lados para finalmente volver a sacar la cabecera para hacer un doblez perfecto de 20 centímetros y colocar la almohada sobre él...

Odio los despertadores. Me pasaría la vida durmiendo, aunque tuviese que ser sobre sábanas de seda. O despierta, en realidad me da igual uno u otro, pero odio el momento de despertarme. Supongo que ni si quiera es culpa del despertador, si no el propio despertar. La pesadez, las babas, el mal aliento, el pelo completamente despeinado, el hematoma que tienes en el brazo y no sabes como te has hecho... Dormida, si, mejor doermida...

Ayer me fui de mi piso, sé que era luminoso y que me gustaba la ventana del salón pero, no sé, creo que necesito un cambio. Tal vez algo más centrico... Me gusta Latina, no es un mal barrio para vivir, es viejo, antiguo, es como un pequeño pueblo dentro de la capital. Aunque los Domingos se llena hasta arriba y no hay quien respire, tal vez Lavapiés... Todavía me quedan cosas por rcoger de mi piso, supongo que me fui demasiado deprisa... No sé, debería volver aunque sea a recoger la ropa, la cama y un par de cosas más... Pero odio tanto el olor que desprende el sofá, alguien debería limpiar esa flores de los cojines, son horribles.

Odio los girasoles.

II

Al otro lado del vapor, sólo encuentro mis dedos enredados en tu pecho. Jugueteando con el pelo que nace de tu piel y acaba en la punta de mis dedos, me encuentro amándote más que nunca. Respirándote en cada bocanada, fumándome tu olor. Acaricio tu sudor con mi mejilla, deseando formar parte de tu cuerpo. Y así me fundo en la paz de tus brazos y sueño que eres quien siempre fuiste pero conmigo entre tus brazos y enredando mis dedos en tu pecho...

II

Natural woman

II

Sólo puedo escuchar el sonido de mis entrañas resquebrajandose en el silencio que me rodea.Tus ojos brillan, húmedos en el calor de tu despedida. Tu corazón parece querer marcharse antes que tu cuerpo. Te oigo, ya ausente, esperando que algún sonido salga de mis labios. Pero mi cabeza está en mis pies sujetando mi caida. Sólo quiero no haber escuchado estos 5 segundos. Quiero volver a aquel paseo en mitad de la noche. Quiero oler el cuero en tu cuerpo. Quiero beber tu saliva... ¡Te quiero! Te has dejado la puerta abierta, pero aún te huelo.

II

Tinunun tun, tinunun tun, tinunun tun, tinunun tun
Diga
¿Para mañana?
¿Su nombre?
La D13
Si...
Nada
Hasta luego.

II

Soy una extraña de lo que me rodea. No formo parte de un mundo en que goa es la mayor pretension de una niña con tacones. Esto es lo que vale el dinero? Que poco vale el dinero. Que absurdo y ridículo es aquello que decide nuestras vidas. Que nos hace elegir el camino equivocado. Que poco vale lo que mas vale en el mundo. Y en cambio que difícil es hacer lo que vale sin pagar por ello el resto de tu vida con aquello que no vale para nada.
Que triste.
Chin chin

II

-No hay nada como el sabor de la canela.
- ¡Joder! ¿Tanto te cuesta mantener una discusión como una puta persona normal? Estoy hasta los cojones de tus jilipoyeces de niñata engreída. Eres una loca de mierda. No tienes nada en tu puta cabeza de pirada. ¿Crees que esto va a seguir así? Mira hijaputa vete a tomar por el culo. Estoy hasta los cojones de tus locuras, de tus jilipoyeces, de tu olor a puta barata, del hambre... ¡Mierda!... ¡Mierda!... ¡Oh dios! ¡Joder! ya no puedo más, mierda, estoy demasiado cansado. Lo siento, lo siento. No puedo más. Te quiero. Lo siento... joder, de verdad que lo siento. Mañana enviaré a alguien. Sólo duermete... o lo que sea... Dios...te quiero... Lo siento. (Sale por la puerta de la habitación)
-La canela

II

El canto de las sirenas trae consigo la nostalgia de lo que un día comenzó y se apaga con el tiempo. Del agua que nos refrescaba y hoy nos empapa de lamentos y tormentas. Y hoy me doy cuenta de que cada gota es más densa y grande, y que no sólo las ballenas cantan sus quejidos en la noche. No hay dos mitades ni una parte de un todo. 1?

II

Con las piedras cayendo sobre mi cabeza, dejo que la oscuridad inunde mi reflejo y que el aliento a tierra humeda me llene de lo que ya no sé si tiene sentido. Detengo el tiempo abandonado por la desgana. Rompo aquello que se perdió. Sujeto lo que todavia amo. Sueño con lo que nunca será. Me siento frente a mi reflejo que ya no es nada, respirando la tierra que se inundó y dejo a las piedras acabar lo empezado. Abandono

II

De la tierra húmeda sólo nace el olor de mis entrañas,
un grito ahogado cubierto de barro y enredado en sus propias raíces.
La comisura de mi labio se hunde en las piedras buscando lo que no fué.
Sólo quiero crecer.

II

Y como si mi cuerpo nos hubiese abandonado a mi piel y a mí misma, el viento me maneja a su antojo. No tengo más camino que el que me empuja. Sin control, sin decisión. No tengo unos dientes con los que morder mis cadenas. No soy nadie porque sólo recorro mi piel con lo que antes fueron esperanzas. Sólo me queda dejarme llevar y arrepentirme de lo que no hice. Dejarme en el olvido y recordar que la tierra me dejaba dar un paso a un lado y escoger otro camino.

Soy lo que elegí al abandonar mi cuerpo.

Soy lo que el aire quiere que sea.

II

Cuando te sentaste sobre los girasoles se exprimieron dejando caer todas sus semillas. Acababas de sentarte sobre mí y sobre tí, y sobre todo aquello que nos había unido durante estos 3 años, 11 meses y 9 días. Se acabó, no quiero más manos sobre mi cuerpo, ni más camas deshechas todo el día, no quiero besos en la frente al despertar y sobre todo no quiero ni un solo girasol más en mi vida...

Odio que me toquen, no puedo soportar el ruido de la piel al rozarse con la mía. Es como un chirrido rasposo y sordo que me recorre todo el cuerpo. No soporto montarme en el metro en hora punta y que todo el mundo se te acerque y te toque, huele mal y están sucios. Es repugnante ver como sudan y se soban entre ellos.O el autobús, esa gente que se te engancha a la ropa o al brazo, por la manía que tienen de no sujetarse bien. Prefiero no salir a ir en transporte publico...

Me gusta hacer la cama, no, me encanta. Me encanta sacar todas las sabanas despues de levantarme y coger otras nuevas recién lavadas. Tengo miles de sabanas donde elegir, de colores, blancas, negras, lisas, estampadas... Aunque mis favoritas son las de seda. No soporto dormir sobre ellas porque me dan algún tipo de alergia. Pero me encanta colocarla sobre el colchón desnudo y alisarla suavemente con la palma de mi mano. Remeter primero las esquinas, para comprobar que está bien cuadrada en el colchón. Acabar remetiendo la cabecera , los pies y los lados para finalmente volver a sacar la cabecera para hacer un doblez perfecto de 20 centímetros y colocar la almohada sobre él...

Odio los despertadores. Me pasaría la vida durmiendo, aunque tuviese que ser sobre sábanas de seda. O despierta, en realidad me da igual uno u otro, pero odio el momento de despertarme. Supongo que ni si quiera es culpa del despertador, si no el propio despertar. La pesadez, las babas, el mal aliento, el pelo completamente despeinado, el hematoma que tienes en el brazo y no sabes como te has hecho... Dormida, si, mejor doermida...

Ayer me fui de mi piso, sé que era luminoso y que me gustaba la ventana del salón pero, no sé, creo que necesito un cambio. Tal vez algo más centrico... Me gusta Latina, no es un mal barrio para vivir, es viejo, antiguo, es como un pequeño pueblo dentro de la capital. Aunque los Domingos se llena hasta arriba y no hay quien respire, tal vez Lavapiés... Todavía me quedan cosas por rcoger de mi piso, supongo que me fui demasiado deprisa... No sé, debería volver aunque sea a recoger la ropa, la cama y un par de cosas más... Pero odio tanto el olor que desprende el sofá, alguien debería limpiar esa flores de los cojines, son horribles.

Odio los girasoles.

jueves, 23 de agosto de 2007

II

Había pasado la noche tratando de desembarazarse del calor de su cuerpo. Evitando el brazo que trataba de atraerla hacia él, y al mismo tiempo, de alguna forma, deseando que por fin lograra cogerla y apretar sus cuerpos desnudos uno contra el otro. Deseaba su sudor en la espalda y sentir su respiración en el pelo. Pero esta vez debía mantenerse firme.

El despertador parecía sonar mucho antes de lo esperable, debía estar estropeado. Las 7:15, imposible, no le había dado tiempo a dormir, casi ni le había dado tiempo a acostarse. Necesitaba dormir. Él se levanta y sale de la habitación, en seguida vuelve, coge su ropa y vuelve a salir. Las 7:45 -¿Dónde demonios se ha metido esta media hora?-. Hay que preparar el desayuno, guardar la comida en su bolso, las llaves... dejamelas, el beso que no le da, hasta luego, ducharse, la compra, buscar trabajo, sacar dinero, preparar los cursos, mirar el correo, mira por dónde vas... -¿Y mi mañana?-.

-¡Se acabó! Un mensaje... no es una llamada, así que no podrá colgarte y no es un mail, así que seguro que lo ve.

Sin respuesta. ¿Sólo pasaron 5 minutos?...